DEL CONGRESO DE VIENA AL CONGRESO DE DIPUTADOS

"Winter is coming"... y seguimos sin ponernos de acuerdo.

Desde 1814 y ya desde la antigüedad, la base de la evolución de la sociedad ha sido las relaciones y acuerdos entre individuos. Parece mentira que en 2016 no seamos capaces de tener un congreso de diputados con capacidad efectiva de acuerdo:

 "Mariano Rajoy y Pedro Sánchez, tras reunirse esta tarde en el congreso de los diputados dentro de las reuniones que el candidato a la investidura nombrado por Felipe Sexto está llevando a cabo, escenifican la imposibilidad de acuerdo. " ( 12 Febrero 2016).

La pregunta que nos hacemos es: si hace dos siglos pudimos, por qué ahora con todo lo que hemos avanzado no?

La incertidumbre de la respuesta a esta pregunta es la que nos ha llevado a basar la primera entrada de este blog en este tema, relacionándolo con la historia que hemos pasado y tomando como punto de referencia el Congreso de Viena. En dicho congreso celebrado en la capital austriaca, se expuso como  objetivo principal reorganizar las ideologías del Antiguo Régimen tras la inestabilidad creada con la derrota de Napoleón.

Tampoco hagamos demagogia pensando que el Congreso de Viena fue un “camino de rosas” para las potencias europeas; de hecho, ni siquiera fue una sesión plenaria en sí, sino una sucesión de acuerdos bilaterales y negociaciones continuas muy parecidas a las que hoy en día vemos a las 15:00 en cualquier canal informativo.

Una cuestión bastante notable sobre el tema es plantearse quién lideró aquellas negociaciones… ¿ganaron todos?, o ¿hubo perdedores para que otros ganaran? La respuesta a todo esto es bastante más densa que la que podríamos dar de España haciendo la comparación.

Cabe destacar  Al príncipe Klemens von Metternich, ministro de asuntos exteriores de Austria y destacado diplomático de la época como impulsor de aquel acontecimiento. Es así como un antiguo Felipe VI que trata de que tanto las potencias ganadoras como las más desfavorecidas tomen partido en medida de su importancia, porque al final todas tenían un proyecto común.

Sin embargo, es necesario resaltar una diferencia fundamental: cada uno de ellos tenían algo llamado sentido de Estado. Habían quedado dañados por un sujeto concreto, que había revolucionado todo lo establecido.

Nuestra querida amiga, la crisis económica, también lo ha hecho aquí, pero al contrario que dos siglos atrás, nos hemos distanciado los unos de los otros, rojos, azules naranjas y morados. Los dirigentes no conciben un objetivo común, pero lo más escalofriante es que parece que ni siquiera persiguen algo.

Muchas veces la historia puede ser nuestra mejor “aliada” para aprender de ella, y no pensar que el mundo lo hemos inventado nosotros y ahora. De verdad hemos avanzado? De verdad tenemos un sistema organizado mejor que hace dos siglos? Si hemos avanzado o si hemos mejorado es algo que no está claro. Lo que sí está claro es que algo estamos haciendo mal, y o bien, revisamos la historia y aprendemos de ella, o nos quedaremos en un segundo plano.

Autores: Isabel Alonso Nimo, Pablo Checa, Jacobo Cosmen y María García Ribeiro.